En este artículo, que hace referencia a "The Ultimate Diet 2.0"de Lyle McDonald, se habla de cómo nuestra biología evolutiva se interpone a nuestro afán en mejorar nuestra composición corporal.
Hace unos días, escuchaba en la playa un chico diciéndole a otro: "Mi cuerpo me odia, porque cuando me pongo a dieta parece que todos los elementos de la naturaleza conspiran contra mi objetivo".
En realidad, lo que este chico no sabe es que su cuerpo le quiere. Le ama tanto que hará todo lo posible para mantenerlo con vida, incluso si eso significa mantenerlo con poco músculo y con grasa. A su cuerpo poco le importa lo que él quiera conseguir, él sólo quiere que sobreviva.
Nuestro cuerpo es tal vez la máquina más compleja que existe. Durante millones de años, ha desarrollado formas de adaptarse a casi cualquier cosa con la que se encuentre.
Esta fantástica máquina increíblemente compleja (tu cuerpo), la que parece que te odia pero que en realidad te ama, sigue pensando que estás viviendo la no tan cómoda existencia de nuestros antepasados. Nuestro estilo de vida moderno sólo lleva existiendo unos 2.000 años, demasiado poco tiempo para que nuestros cuerpos se adapten. Para tu cuerpo, perfectamente podrías ser un hombre del paleolítico.
Vamos a ver ésto desde la perspectiva de tu cuerpo.
Básicamente, tu cuerpo tiene un objetivo, y éste es mantenerte con vida el tiempo suficiente para que tengas hijos y así asegurar la supervivencia de tus genes. Todo lo demás es secundario a ese objetivo. Ésto significa que tu cuerpo necesita un sistema eficiente de almacenamiento de energía. Almacenar mucha energía en un espacio lo más reducido posible. No es casualidad que la grasa tenga una mayor densidad calórica que la proteína y los carbohidratos. En nuestro cuerpo se almacenan en forma de triglicéridos, proteína estructural y glucógeno respectivamente.
Esta forma eficiente de almacenamiento de energía principal (triglicéridos como grasa corporal) era esencial cuando no había comida disponible.
La grasa es una forma de almacenamiento de energía eficiente y fácil, no necesita mucha energía para mantenerse almacenada y puede contener un número ilimitado de calorías. Si las células de grasa se llenan, tu cuerpo puede incluso generar otras nuevas para almacenar más calorías entrantes, lo que se llama hiperplasia de células grasas. Las nuevas células de grasa son mucho más difíciles de eliminar que de generar. Ésta sería una buena razón para tener cuidado de no almacenar excesiva grasa corporal, por lo que los ciclos de volumen-definición exasperados en un culturista natural por ejemplo, no serían una buena idea.
La grasa corporal es realmente una forma ideal para almacenar energía.
La perspectiva de tu cuerpo sería algo parecido a ésto: si la comida no está disponible, mientras más grasa tengas, más probabilidades tendrás de sobrevivir el tiempo suficiente hasta que la comida esté disponible de nuevo. En las sociedades que sólo tenían disponibilidad de alimentos de base durante su temporada, las personas eran capaces de almacenar una gran cantidad de grasa cuando los alimentos eran abundantes, ya que era la única manera de sobrevivir hasta que estos alimentos estuvieran disponibles de nuevo.
El exceso de grasa también ayudó a mantener a la gente caliente durante el invierno, ya que antes no había calefacción central o sistemas de aislamiento térmico.
En muchas sociedades, la gente engordaba durante el verano para poder sobrevivir durante el invierno. Éste ciclo se repetía durante toda su vida. Hoy en día, nuestra vida es un sólo ciclo largo de almacenamiento de grasa.
Esa es la raíz del problema moderno de la obesidad: la disponibilidad constante de alimentos de alta densidad calórica, alimentos ricos en azúcar, con alto contenido en grasa o lo peor, con alto contenido en ambas cosas. La disminución de la actividad física diaria es la otra gran parte del problema. Aunque nuestra genética es la misma que hace 10.000 años o más, nuestro entorno ha cambiado drásticamente.
Ser una persona delgada habría sido una gran desventaja cientos de miles de años atrás, ya que conseguir comida no era tan simple como conducir hasta el restaurante de comida rápida local. La gente que no engorda no habría sobrevivido en su mayor parte a la escasez de alimentos, por lo que su genética podría considerarse desfavorable en este sentido. Ésto probablemente no es cierto para los grupos étnicos que vivían en zonas del mundo donde la comida estaba disponible durante todo el año; esos son los grupos étnicos que tienden a mantenerse delgados fácilmente y de manera natural.
Las personas que podían almacenar grasa más eficientemente, eran más propensas a sobrevivir a las hambrunas. Fueron los que sobrevivieron y transmitieron su código genético a nosotros.
En nuestra sociedad actual, la grasa corporal es sólo un riesgo para la salud, no es un elemento necesario para mantenernos vivos por lo general.
Este hecho se muestra claramente en los tiempos de supervivencia de personas delgadas frente a obesas durante la inanición total. Una persona delgada puede morir después de 60 días de ayuno total, mientras que una persona obesa puede ayunar durante 6 meses o más. Delgadez extrema es generalmente incompatible con la supervivencia si la comida no está disponible.
Ahora veamos qué ocurre con el otro tejido tan deseado, el músculo. Teníamos que ser capaz de matar cosas para sobrevivir y eso significaba músculo. Sí y no. Aunque es maravilloso imaginar el hombre del paleolítico derribar los animales salvajes con sus propias manos, como en las películas de " Tarzán", es más probable que el hombre utilizara su cerebro, ya que era más grande que el de los animales a los que iba a dar caza. Nuestros cerebros son asombrosamente grandes con relación a nuestro peso corporal comparadas con las de los otros animales. Es más probable que utilizaramos nuestro cerebro para compensar la relativa menos masa muscular.
Así, mientras que un poco de músculo era necesario para la supervivencia, y nuestros antepasados se cree que han tenido más músculo que el hombre promedio actual, la masa muscular excesiva fue probablemente una desventaja.
Claro, necesitas suficiente para moverte y conseguir comida, pero más músculo que eso es, básicamente, un peso muerto. En la naturaleza, con la posible excepción de para impresionar a una potencial pareja, un bíceps de 56 cm de perímetro no habría sido un gran beneficio. En todo caso, podría haber ralentizado tu lanza al intentar cazar a una posible presa.
A diferencia de la grasa, el músculo requiere una gran cantidad de energía para construirse, requiere mucha más energía para mantenerse y no proporciona mucha energía cuando se descompone. Incluso entonces, tu cuerpo descompondrá masa muscular sin reparo cuando estés a dieta.
La idea es que te encuentras con un conjunto de adaptaciones problemáticas cuando intentas generar masa muscular más allá de cierto punto.
La conclusión final de todo esto es que, tu cuerpo, que piensa que está todavía en el paleolítico, lucha por sobrevivir. Entonces, tener grasa corporal y no demasiado músculo son beneficiosos, ya que significan una mayor supervivencia.
Nuestra fisiología refleja lo que hace que las cosas realmente se opongan para los que quieren ser más musculosos y estar más definidos.
En resumen, estamos luchando contra de millones de años de evolución y adaptación para alcanzar nuestras metas de alcanzar mejor composición corporal. Por lo general, el cuerpo gana.
No os deprimáis, continuaré con otro artículo explicando cómo revertir estas adaptaciones negativas y eliminar gran parte de los problemas que van apareciendo durante una dieta de definición o incluso una recomposición corporal.
Traducido y adaptado del libro:
"The Ultimate Diet 2.0", Lyle McDonald, 2003.
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